jueves, 31 de julio de 2008

Felizlandia, Felizindia y Sufrilandia.

En una época remota había una gran ciudad llamada Felizlandia, en ella los habitantes habían ganado un gran nivel de vida. La sociedad era mantenida con la riqueza que ellos mismos generaban; la salud y la educación eran proporcionadas por el estado.

En ésta ciudad, la población crecía de una forma controlada, y la economía lo hacia a una mayor tasa.

Normalmente al final de cada ejercicio fiscal, quedaba un superávit de recursos, después de cubrir las necesidades de la población.

Estos recursos se destinaban a obras para mejorar la infraestructura de la ciudad, a la investigación, a mejorar la salud y a otras necesidades.

No existían delitos graves, por que todos tenían lo que necesitaban, así los tribunales y los legisladores tenían poco trabajo.

En su escudo e himnos, se destacaban el amor por la justicia, la equidad, el trabajo y el descanso.

El respeto por los niños y los adultos era el eje de esta sociedad.

Eran regidos por un consejo administrativo, cuyos miembros eran elegidos por su sabiduría y conocimientos y reemplazados a la muerte de cada uno.

Dado su pujante economía, los trabajos eran altamente calificados, y los puestos de menor categoría, los ocupaban los menos habilidosos.

A pesar de esta diferencia, las riquezas eran tan abundantes, que todos disfrutaban de un magnifico nivel de vida.

En una región apartada del extenso país, habitaba una comunidad indígena llamada Felizindia, en ella los habitantes gozaban de un gran nivel de vida. La comunidad era mantenida con la riqueza que ellos mismos generaban; la salud y la educación eran administradas por el consejo de ancianos a todos los miembros.

En esta región, la población crecía de una forma controlada, de tal forma que la riqueza lo hacia a una mayor tasa que la población.

Normalmente, quedaba un superávit de recursos, después de cubrir todas las necesidades de la comunidad.

Estos recursos se destinaban a mejorar la infraestructura de la población, a mejorar los métodos y las herramientas para la agricultura, la caza y la pesca y mejorar la salud y a otras necesidades de la comunidad.

No existían delitos graves, por que todos tenían lo que necesitaban, así los tribunales y los legisladores tenían poco trabajo.

En sus rituales y ceremonias los símbolos y cánticos, destacaban el amor por la justicia, la equidad, el trabajo y el descanso.

El respeto por los niños y los adultos era el eje de esta sociedad.

Eran regidos por un consejo de ancianos, cuyos miembros eran elegidos por su sabiduría y conocimientos y reemplazados a la muerte de cada uno.

Dado su pujante economía, los trabajos eran altamente calificados, y los puestos de menor importancia los ocupaban los menos habilidosos.

A pesar de esta diferencia, las riquezas eran tan abundantes, que todos disfrutaban de un magnifico nivel de vida.

Los investigadores de la Universidad Central de Felizlandia (UCF), en cierta ocasión necesitaron de unos minerales especiales para desarrollar unas aleaciones mas fuertes para sus altos hornos, entonces decidieron enviar a un grupo de geólogos y prospectadores en una expedición, a una región selvática, donde se esperaba existieran yacimientos del dichoso material.

La expedición partió en su búsqueda y al cabo de uno meses regresó con muestras de diferentes metales para ser analizadas en el laboratorio y con una veintena de habitantes de Felizindia, a quienes habían descubierto.

La curiosidad con la que los habitantes de Felizlandia, recibieron a los indígenas, pronto cambio al darse cuenta que estos seres no eran capaces de mantenerse por si solo en su nuevo hogar.

Las habilidades, que les permitían vivir la selva, no les servían en la complicada vida de Felizlandia.

Estos indígenas muy pronto pasaron a depender de los ciudadanos de Felizlandia y rápidamente avisaron a sus compañeros en la selva de las increíbles cosas que había en la ciudad.

Al cabo de un par de años, la población de indígenas había crecido desproporcionadamente, y muy pocos de ellos, habían podido adaptarse a su nuevo entorno.

Dado a las nuevas circunstancias la población indígena de Felizlandia se duplicaba cada dos años y ya cinco años después de haber llegado a Felizlandia, eran el 20% del total de la población.

Muy pronto Felizlandia, estaba dedicando buena parte de sus riquezas al mantenimiento de la comunidad indígena.

La investigación y las obras de infraestructura se suspendieron indefinidamente por falta de recursos. La fortaleza de la ciudad se perdió y con ella, la calidad de los productos producidos.

Las exportaciones cayeron drásticamente, el peso se desvalorizó, los ingresos bajaron y la inflación apareció como por arte de magia.

Los empleados más calificados rápidamente fueron contratados en otras ciudades, donde se fueron con toda su experiencia y conocimiento.

Estos fueron reemplazados por los “mestizos”, nueva clase emergente del cruce de Felizandianos con indígenas.

Otra clase emergente fue la de los “políticos” quienes sagazmente vislumbraron la forma de perpetuarse en el poder.

Estos abogaron por leyes que beneficiaran a los indígenas. Para ello cambiaron las leyes y la constitución, de tal forma, que les permitieran un fácil acceso a los puestos y presupuestos públicos.

Por otro lado un grupo de intelectuales, antropólogos, filósofos, religiosos y desadaptados argumentaban a favor de los desposeídos, de lo pobres, de los descamisados y criticaban a los ricos. La pobreza se puso de moda.

Los atracos y homicidios famélicos, eran las noticias que ocupaban las páginas importantes de los medios de comunicación.

Tal era el caos reinante en la economía de Felizlandia, que el “Nuevo Consejo Revolucionario” ahora constituido por una porción de los “viejos” y otra mayor de los “nuevos”, decidieron convocar a la población a un plesbicito para quitarle tres ceros a los billetes, que se denominarían Nuevo Peso.

Una segunda papeleta proponía cambiar el nombre de la ciudad a Sufrilandia, propuesta que fue acogida afirmativamente por la mayoría de los votantes.

La poca riqueza que aun quedaba en el país era codiciada por todos y sus propietarios vilipendiado.

Los habitantes con menos fortuna, se refugiaron en la parte vieja de la ciudad al sur de la misma. Este sitio que antes se caracterizaba por hermosas mansiones, ahora se había convertido en una zona negra, donde los pobres de la ciudad, vivían junto con sus miserias.

Un grupo de desarrapados, junto con filósofos y economistas defensores del proletariado, se habían alzado en armas contra el estado corrupto y neoliberal, refugiándose en la “Sierra de los Maestros”, desde donde atacaban a las fuerzas del gobierno y amenazaban con secuestrar a todos aquellos que no siguieran sus doctrinas.

Tal era el estado de postración de Sufrilandia que en una reunión convocada por los “viejos” del anterior Consejo de Dirección para analizar la crisis se preguntaban:

Por que si Felizlandia y Felizindia eran sociedades prosperas antes de conocerse, su unión produjo tremendo caos ?

Donde estuvo nuestro error?

Por que nuestra economía se descompuso?

Que hizo que de ricos pasáramos a pobres?

Cual fue el origen de la pobreza, en nuestra ciudad ?

Y así continuaron, con más preguntas que respuestas.

Uno de los ancianos, que no había participado, se levantó y dijo: Lo que pasó ya pasó, lo que vamos a hacer de aquí en adelante, es lo importante?

Y...usted que opina…?

Esta historia, continuará…

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